viernes, 17 de abril de 2009

Carta a mi Hermano

Daniel,

Por razones personales que sé que conoces, y no planeo desarrollar aquí, me alegra mucho que la sociedad capitalista-fundamentalista de EE.UU. te haya saturado...como un tufo repugnante a basura estancada que se te trepa por tus narices y te agobia, te sofoca, te estrangula la conciencia hasta que vomitas del asco, y ahí...en ese preciso momento, tienes que tomar una decisión - formar parte de ese mundo, o comenzar a escuchar algo de punk, y encontrar tu propio camino...por decirlo de alguna manera.

No obstante, recuerda lo que nos enseña Nietzsche: 'Ideales...no son más que flojera mental - decadence'. El mundo y la sociedad por su naturaleza no pueden definirse como algo estático y abstracto...mas bien, se los debe ponderar como un todo dinámico...una estructura que constantemente cambia y evoluciona, se transforma.

Por esa razón, no debemos aferrarnos a nuestras ideas como si estas representaran cosas eternas e inertes...porque con el cambio de entorno y las nuevas circunstancias nos vemos obligados a adaptarnos y a cambiar; consecuentemente nuestra visión del mundo cambia, y así las ideas que defendemos en un momento con mano férrea, con toda la fuerza del mundo...en un futuro las desechamos como basura.
Un ejemplo concreto: Yo cuando era más chico cantaba a todos los vientos que nunca tocaría un cigarrillo ni las drogas...¿y ahora? Otro: De los 18 a los 23 años fui un pacifista acérrimo, comprometido contra la violencia...ahora...que comprendo un poquitito más de política internacional y he estudiado un poco más la guerra y las revoluciones...comprendo que la cosa no es tan blanca y negra...a veces no manifestarse trae peores consecuencias que la violencia organizada. ¿Quien sabe? Quizá en unos años cambia de mentalidad. Es inevitable, ¿no te parece?

Cambiando un poco de tema, y ligando lo que voy a decirte con el interés que estas desarrollando por leer y pensar; no olvides que las ideas solas, no salen. Hay que trabajarlas, madurarlas, constantemente desafiarlas y ponerlas al desnudo, especialmente aquellas que más nos representan. Hay dos tipos de ideas, según mi entender: las que sobreviven porque han luchado toda su vida, han sido comparadas, debatidas, y han soportado el peso del martillo, han vencido, han perdurado...y las que sobreviven por inercia...esas creencias que no cuestionamos y no nos replanteamos - ¿acaso se puede negar cual idea es más valiosa?

Volviendo a lo que decía...las ideas se desarrollan...y escribiendo es que uno da vida a lo que piensa...así como tocando el instrumento pones en práctica el canto de tu más-adentro. ¿Tu valoras tocar desprolijo, off-beat, con errores garrafales de técnica, y sin groove? Obvio que no. Y por eso intentas mejorar. Entonces ¿por qué valoras escribir tan mal?

Todo lo que uno hace, es un reflejo de lo que uno quiere y lo que uno elige, no sólo para uno mismo, pero paro todo el mundo circundante. El atleta trabaja para perfeccionar su estado físico, mejora su destreza, corre más rápido, salta más alto, etc. La persona inteligente, trabaja y perfecciona su lenguaje, sofistica sus ideas, y se expresa con firmeza y precisión, sin errores gramaticales y de ortografía. Tengo que decirte, que creo que cuando uno habla del Barca, o de perros calientes, o de cosas triviales uno puede hablar de manera vulgar y sin finesse, pero cuando hablas de como te sientes con relación a: capitalismo, filosofía, ideas, modernidad, relaciones sociales, historia, carreras universitarias, etc. No se puede adoptar el mismo lenguaje. Hablar desprolijamente de filosofía, sin fundamentar, sin especificar lo que uno piensa, divagando de aquí para allá, no sólo repugna y desinteresa al que está leyendo, también envuelve todo lo que dices en ambigüedad - no se entiende exactamente lo que estas queriendo decir. Además, le quita importancia a los temas que discutes, si los tratas con indiferencia y relajo. Para que te lo pienses, nada más...todo bien.

En referencia a lo que me dices de tu relación con tu novia, creo que no debes darle más importancia de lo que requiere. Hace unos años recuerdo algo que me dijo Mario, algo así: 'Marco, déjate de joder, no te estreses, tenes 18 años, te vas a cojer a 50 minas más antes de encontrar a la que gusta de verdad'. Hay mucha sabiduría en este comentario.

Cuando hablas de que tienes una relación 'larga y duradera' con tu novia, creo que tienes que poner todo en contexto. Una relación duradera son 30 años de pareja, durmiendo juntos, compartiendo gastos, criando hijos, soportándose en momentos difíciles; eso, es una relación larga y duradera...1 año con tu novia, cogiendo y boludeando, es nada más que eso...1 año con tu novia pasándola muy bien, nada más. No te desorientes, y no aniquiles a 'independent-Daniel'. En un par de años, probablemente no vas a saber nada de esta mina...y vos vas a seguir siendo vos...date prioridad: tus intereses y tu vida primero, tu noviazgo, a tu edad, y te digo, a la mía también es algo secundario.

También me pareció muy inquietante e interesante que comparas la duración de tu noviazgo con tu estudio de música. ¿Por qué los comparas como si fueran polos opuestos? ¿Por qué sientes que se contradicen? Es interesante, yo por ejemplo, no lo percibo así con mi novia. No siento que mi noviazgo obstaculice mis intereses. Y reitero...por lo que dices, parece que tu sí lo sientes así. De nuevo...la elección es simple: si sientes que no noviazgo y ese ambiente de 'dámelo-mamiiii' no son compatibles con tus intereses y tu música entonces puedes seguir quejándote, que debo decirte que es una postura bastante hipócrita...es inconsistente y muestra que no puedes actuar para cambiar tu realidad. O la otra opción es decicir entre tus intereses y tu novia.

De nuevo...me parece que deberías meditar sobre el tema. El solo hecho de que pongas de un lado a tu novia/ambiente, etc. y a tus intereses en otro, ya es algo revelador.

Bueno ya fue. Ché me parece buenísimo que sigas con la música. Its a rough and hard road...pero tenes que hacer lo que te haga feliz. Seguí tocando y mejorando...y planifica a futuro. Estudiar sólo música puede ser perjudicial también, porque hay pocas salidas laborales...al menos que seas excepcional, claro. Sea como sea, ten claro que si estudias música, en ves de administración, o economía, por decir algo, es probable que tus ingresos no sean muy abundantes...ahora, si eso no te molesta, entonces todo bien. Pero considéralo.

Yo estoy todo bien, estudiando, trabajando, tocando mucho blues, leyendo mucho. Ahora estoy leyendo a Sorel, Essays in Socialism and Philosophy, y a Trotsky, Historia de la revolución Rusa, acabo de leer a Chomsky, Anarquismo, y me encantó.
¿Vos? ¿Qué lees?

Estamos hablando, te quiero mucho.

Marco

jueves, 9 de abril de 2009

Preguntas

Creo sinceramente, que hace ya mucho tiempo se ha puesto en movimiento un proceso revolucionario de cambio del que todos seremos parte, de una forma u otras. Y si algo debemos rescatar de todas las luchas a través de la historia, es que las ideas y los cambios que soñamos implementar sólo pueden materializarse si se consigue una masa de gente lo suficientemente grande, organizada y determinada a llevar la revolución hasta su últimas instancias.

Estoy harto de los agitadores y manifestantes erráticos. Entiendo el poder que ejerce la violencia dentro de la lucha, pero nunca debe ser un fín en si misma. No obstante, con recursos pacíficos y quejas pasivas, manifestaciones esporádicas mal organizadas, y sin propaganda no se adquiere poder político. Estos movimientos solo refuerzan el modo de operar de las sociedades: gente mal organizada se queja, y las elites gobernantes ofrecen alguna concesión insignificante, que – seamos francos – no ofrece ninguna solución a los problemas fundamentales que acechan a la mayoría de las personas en el mundo. Se nos habla constantemente de un mundo globalizado – los vanguardistas gustan de la idea del unimundismo y de la creciente interconectividad. Y con todas estas herramientas y esta tecnología, ¿acaso la brecha entre la clase poseedora y la clase indigente se ha achicado? En lo absoluto. Sin ir muy lejos y prescindiendo del recurso teórico más disponible – a saber, comparar los más ricos con los más pobres – pensemos un momento en ¿qué proporción existe entre las personas de las clases trabajadoras, esas familias que ganan lo suficiente para vivir relativamente bien, pero sin lujos – y la proporción de peronas que viven en la miseria absoluta, sin techo, expulsados de sus tierras, sin acceso a educación primaria, con poco acceso a agua potable y raciones básicas de comida? ¿De que mundo globalizado estamos hablando? Es evidente que la distancia que existe entre unos seres humamos y otros es un reflejo de nuestra falta de voluntad y nuestro desinterés.

Veo tantas organizaciones que se manifiestan con ideas loables, pero sin la violencia y la determinación requerida para materializar sus anhelos. Creo que la agresión y la violencia se pueden manifestar en muchos planos – tirando piedras, incendiando edificios, gritando, o simplemente quedándose muy quieto.

Pregunto: con lo comunicado que está el planeta, ¿cómo es que no hemos organizado una huelga mundial? ¿Qué sucedería si todas las fuerzas que se oponen a – por nombrar un ejemplo – la existencia de la OTAN, se manifestaran en una huelga general y global altamente organizada y disciplinada que violéntamente declarara que trabajadores de todo el mundo, cientos de millones de personas, no volverán a trabajar hasta que los líderes de esta organización estuvieran dispuestos a dialogar de igual a igual? ¿Quien representaría a esta cooperativa en huelga? ¿Cómo reaccionarian los gobiernos de los grandes potencies ante esta situación? ¿Mandarían más tanques de la OTAN para tranquilizar la situación? ¿Cómo dispararle a un ejérctio de personas que no se mueven, que simplemente se han parado fírmemente y quieren dialogar? Cómo seguir financiando una organización tan costosa como es la OTAN o cualquier otra expedición de guerra sin el apoyo de la clase trabajadora mundial? ¿Cuanto tiempo se soportaría que no vuelen los aviones comerciales, que no marchen los trenes, que no abran los comercios, que no se limpie la basura? Sería sin duda toda un hazaña, que reitero, solo podrá llevar las ideas hasta sus últimas instancias partiendo de una alta organización y sincronización. ¿Es imposible esto? ¿Cómo comenzar a rodar bola?

martes, 7 de abril de 2009

La genealogía de la moral

La genealogía de la moral es, sin duda alguna, una de las obras más influenciales y polémicas que he estudiado. Encuentro súmamente interesante la relevancia que siguen teniendo aquellas incendiarias ideas de Friedrich Nietzsche, compiladas y escritas en el año 1887.
Soy de la idea, desde hace ya un tiempo, que el camino esencial, básico, indispensable para comprender nuestro presente – nuestra vida, ¿nuestro sentido? Nuestro bien, nuestro mal – no puede ser otro que un método estrictamente nihilista – una perspectiva que no admita valores absolutos en sí, una especie de manantial fértil y desinteresado – un estudio histórico que formule las preguntas más peligrosas; un método riguroso que no caiga en el error (que ya es práctica común) de calificar y cuantificar, de clasificar y separar las cosas, atendiendo sólo a aquellos temas y detalles que corroboran una hipótesis pre-existente; es decir, investigar con un fin que nos sea práctico y útil.
Ahora, pregunto: ¿Qué sentido tiene investigar cualquier cosa, desde una perspectiva utilitaria? ¿Cómo podemos pretender dar en el clavo, cuando nuestra manera de pensar esta completamente condicionada por la utilidad? Como se puede advertir, todas nuestras representaciones parten de nuestro punto de apoyo, nuestra base moral, nuestra fundación – aquella ciénaga putrefacta, cuna de todos nuestros prejuicios y valores, nuestro si y nuestros no, cual tumba de flojeza mental y ¿cómo razonar, cómo filosofar sobre estas dunas movedizas, sobre este suelo inestable?
En el momento que desprendemos nuestra mente de su necesidad instintiva de clasificar y buscar una utilidad (esa hipnótica inercia, depredadora feroz del progreso que realmente nos interesa) – cerramos una puerta, y consecuentemente abrimos otra, y así, nos sumergimos en una marea distinta – un agua tanto más fría y dolorosa, más coherente.